Estrella de David.

Monumento al holocausto.

Memoria de la Shoah

En Varsovia, una muchacha hablaba así:
si quieres acariciarme, yo no me opondría;
si quieres besarme, puedes hacerlo
te permitiría que me desnudes los senos.
Pero debes saber que a papá lo fusilaron los alemanes
y a un hermano mío lo quemaron en los hornos.
 
Si quieres acariciarme, yo no me opondría
pero debes saber que todos estos muertos
están en mí
y yo toda, toda soy de ceniza.
Bésame, pero que no te sepa amarga.

II

 
  
En Cracovia, una muchacha hablaba así:
si quieres puedes abrazarme
si quieres puedes acariciarme los senos
pero no me compres abalorios, nunca.
Tenía trece años cuando los alemanes
ahorcaron a mamá, de un árbol en la calle.
 
Si quieres podemos atravesar nadando el Vístula
pero no me digas que tengo el cuello blanco y bello

y no me compres abalorios, nunca.

Carlos Morales del Coso/Jose Luis Morante

La puerta azul.

Una puerta en cordoba

La puerta.

Ve y abre la puerta.
Quizás afuera haya un árbol,
Un bosque, un jardín,
Una ciudad mágica. 

Ve y abre la puerta.
Quizás haya un perro hurgando.
Quizás veas una cara, o un ojo,
o la imagen de una imagen. 

Ve y abre la puerta.
Si hay niebla,
se despejará. 

Ve y abre la puerta.
Aunque no haya nada más
que el tictac de la noche,
aunque no haya nada más
que el sordo aire,
aunque no haya nada,

ve y abre la puerta.
Al menos hará viento.

Miroslav Holub.